Puerto Vallarta, Jalisco.- Con la presencia de la pandemia del Covic-19 el año pasado, las estadísticas se convirtieron en una pieza clave en la investigación que llevaría a las autoridades a la implementación de estrategias eficaces para evitar la propagación del mortal virus que, a la postre pondría en jaque a las ciudades con mayor tendencia a recibir visitantes por cualquier motivo. En el caso de los destinos turísticos, esta estrategia basaba su legitimación en las estadísticas, el control de los visitantes permitiría saber cuántas personas llegan, de dónde llegan y en qué condiciones arriban al puerto.
Para esto, la tarea de algunas dependencias del gobierno y otras instituciones dedicadas al sector turístico serían la clave para conocer de primera mano estos importantes datos.
La longeva flojera y la evidente incapacidad del Director de Turismo Municipal quedaron aún más en evidencia. Ramón González Lomelí falla todos los días no solo en la tarea básica como director de turismo sino que, cuando se le requirió para ser pieza clave en el “combate” del covid en Puerto Vallarta falló peligrosamente incluso, al grado de agudizar la mortandad de vallartenses que hasta hoy no saben qué sucedió.
Todos los días, se supone que la dirección de turismo municipal debe hacer un sondeo, un conteo, un diagnóstico sobre la ocupación hotelera y no solo de las medidas adoptadas por los hoteles para evitar la propagación del virus. Es decir que, hoy, se han echado la bolita respecto a quién es el responsable de hacer valer, no la ley, sino las sugerencias, las medidas dictadas por la autoridad federa, estatal y la municipal, medidas que van desde el control de la concurrencia, la aplicación de gel antibacterial, de tapetes con cloro, de la toma de temperatura, etc.
Lo más fácil es confiar en la gente, no es lo indicado cuando se trata de información relevante para tomar decisiones. Todos los días, el equipo de la Dirección de Turismo de Puerto Vallarta hace un sinfín de llamadas a los hoteles para conocer el porcentaje de ocupación con el que cuentan y, adivinen qué, todos los hoteleros mienten.
Los hoteleros, para evitar las sanciones y garantizar la rentabilidad de sus negocios tergiversan la información, mienten respecto a los datos y se acumulan las incidencias.
Topado en ocupación al cincuenta por ciento, un hotel debe administrarse magistralmente para lograr sacar ganancias de esa ocupación, pero, no es como se cree, los hoteleros cambian sus cifras y esos datos llegan a la mesa de salud en la que se toman decisiones todos los lunes respecto a cómo va Puerto Vallarta en su combate contra el COVID. Creemos que son menos pero no, Puerto Vallarta de pronto se encontró al tope después de las campañas políticas y se dispararon los casos, ¿raro?, no.
Mas arriba hay otro error, Susana Rodríguez, quien no le sabe y se come todo lo que le sirven, es decir que, la flojera y la ignorancia la invaden al grado de no salir al campo a investigar cómo realmente está Puerto Vallarta mientras se expone a los ciudadanos al mortal virus porque según ellos, el rancho se encuentra en una ocupación hotelera “decente” y poco peligrosa.
Yorumlar