Puerto Vallarta, Jalisco.- Lo primero, considerando al cantidad de raza “chaira” que lee estas cosas, debo aclarar que no soy científico de las vacunas, no soy experto en medicina y tampoco investigador de la. Salud, mucho menos un sujeto interesado en los detalles técnicos que se desarrollan respecto a la pandemia, no soy periodista de salud, tampoco de temas relacionados con la vida humana. Y aclaro porque saldrán a gritarme, a tratar inútilmente de desmentirme o hablar de cosas que ni siquiera les pregunté.
Cuando las vacunas en México empezaron a aplicarse, no faltó el ocioso que por alguna razón desconocida se dio cuenta de que en la zona donde se había aplicado la vacuna había magnetismo, todos creímos que era mugre y que poe esa razón algunos objetos metálicos no pesados se adherían a la piel de esa zona. Nadie sabe cómo se dieron cuenta los primeros pero existen dos razones posibles y no probables, la primera es que la persona en cuestión, el primer sujeto del experimento tuvo acceso a información que el resto no tuvimos, que hacía referencia quizás a la presencia de alguna sustancia magnética, saludable o tóxica, no lo sabemos porque hasta ahora nadie ha hablado al respecto. La otra teoría podría ser más fantasiosa y relacionarse con cualquier tipo de ocio o fetiche, lo cierto es que, al final, alguin se pegó una moneda en el áerea donde se le había aplcado la vacuna y funcionó.
Después vi una nota del compañero Juan Manuel Cervantes en la que se armó un escándalo relacionado con el tema allá en Bahía de Banderas, la galería fue genial, la raza se tomó fotos con llaves, cucharas y monedas pegadas al cuerpo. Hace un par de días me apliqué la vacuna, por razones propias y no secretas, los que me conocen, saben que tengo mucho tiempo trabajando en la calle, buscando qué decir y qué hacer, percatándome de los temas que a Puerto Vallarta le interesan y haciendo siempre trabajo de campo, no como los pendejos del Vallarta Opina, esa razón me obliga a pensar que en algún punto me contagié de COVID y no me di cuenta gracias a la buena salud que he logrado por mi buena alimentación, tres o cuatro veces al día, no como los jodidos del Meridiano. Me contagié pues y ni cuenta me di, tenía que, por responsabilidad con mi pueblo, vacunarme y lo hice.
Estando allí me la pasé pensando en la raza y sus monedas, en el experimento social y el escándalo público de las redes sociales. No aguantaba las ganas de intentarlo pero mi orgullo académico me impedía caer en el mitote, en el experimento sin base, sin fundamento, estúpido hasta que mi hermana me envió una foto confirmando lo que sucedía, según yo, mi hermana se baña por lo menos una vez al día y la mugre y el cochambre no serían la razón de que una estúpida cuchara se le pegara al brazo, luego fue una moneda, busquñe un lugar solitario, sin testigos y con dos monedas en la mano, lo intenté y joesuchingadamadre, se me pegó la pinche moneda y tenía que decirle al mundo que había sido un imbécil escéptico y que aparte de todo, lo intenté.
Las teorías son muchas, ningúna con sustento científico.
LA AFIRMACIÓN: Una fotografía muestra que artículos metálicos se adhieren al brazo de una persona vacunada contra COVID-19, lo que indica que los fármacos contienen materiales magnéticos entre sus componentes.
VERIFICACIÓN AP: Falso. De acuerdo con expertos en inmunización y vacunas contra el coronavirus, estas no poseen ingredientes metálicos ni magnéticos.
LOS HECHOS: Una fotografía compartida en redes sociales muestra el brazo de una persona que supuestamente fue vacunada contra COVID-19 y aparecen adheridas dos monedas, una cuchara, unas tijeras y una tuerca.
Algunas vacunas chinas contra COVID-19, así como varias que se usan contra otras enfermedades, emplean pequeñas cantidades de aluminio para ayudar a estimular la respuesta inmunológica, pero este método es seguro.
En su web, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) explica que las sales de aluminio se agregan a algunas vacunas como adyuvante (un facilitador o suplemento), que se usa para mejorar la respuesta inmune. Las inmunizaciones que contienen un adyuvante de aluminio han demostrado ser seguras durante seis décadas de uso, de acuerdo con la FDA.
En marzo, el doctor Christopher Gill, especialista en enfermedades infecciosas y profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, dijo a la AP que la seguridad de los adyuvantes de aluminio “se ha investigado extensamente y no se detectan efectos dañinos”.
A través de un correo electrónico, Gill detalló que la cantidad de aluminio en una vacuna típica es muy pequeña, aproximadamente unas mil veces menos que la dosis segura recomendada para la exposición al aluminio.
Paul Offit, pediatra y director del Centro de Educación sobre Vacunas, también dijo a la AP que la cantidad de aluminio en las vacunas es mucho menor que la cantidad de aluminio a la que nos exponemos por las cosas que comemos, bebemos y tocamos a diario.
En resumen, la ciencia dice que estamos muy güeyes y nosotros decimos que la ciencia nos engaña, nos quieren ver la cara, la vacuna en México genera magnetismo y unas irresistibles ganas de intentar cosas estúpidas.
Al final, la vacuna tendría que resultar, porque un chip 5G no creo que traiga en el brazo y por una sencilla razón, el Gobierno Federal no invierte en tecnología, ni siquiera para jodernos… más.
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